lunes, 3 de diciembre de 2012

Registros Fósiles



Los fósiles (del latín fossile, lo que se extrae de la tierra) son los restos o señales de la actividad de organismos pretéritos. Dichos restos, conservados en las rocas sedimentarias, pueden haber sufrido transformaciones en su composición (por diagénesis) o deformaciones (por metamorfismo dinámico) más o menos intensas. La ciencia que se ocupa del estudio de los fósiles es la Paleontología.
El registro fósil es el conjunto de fósiles existentes. Es una pequeña muestra de la vida del pasado distorsionada y sesgada. No se trata, además, de una muestra al azar. Cualquier investigación paleontológica debe tener en cuenta estos aspectos, para comprender qué se puede obtener a través del uso de los fósiles.

Por las técnicas especiales que implica su estudio, se suele hablar también de macrofósiles (los de tamaño apreciable) y de microfósiles (aquellos que se estudian con microscopio).

Aunque todos los fósiles son restos o señales de organismos del pasado, el proceso de fosilización va a imprimirles una naturaleza (1) diferente a la de los seres que los produjeron, con una dimensión histórica propia e independiente a su vez del material rocoso en que se obtienen. Por esta razón es falso considerar a los fósiles como animales y plantas petrificados, que se "criaron" en el sedimento en el que los encontramos.

El conjunto de fósiles existentes recibe el nombre de registro fósil, del que es posible obtener información acerca de los organismos del pasado, además de los procesos que intervienen en la formación de las rocas.


Los fósiles son los restos y/o señales de los organismos del pasado, cuyo testimonio ha llegado hasta nosotros conservado en las rocas sedimentarias.
La ciencia que estudia los fósiles recibe el nombre de Paleontología.

No todos los organismos son igualmente susceptibles de generar restos fósiles: los más abundantes corresponden a seres con partes duras o mineralizadas, como conchas (2) y caparazones (moluscos, cangrejos, erizos de mar), o bien esqueletos (3) (dientes, huesos, políperos de corales), cuya degradación va a ser más lenta que la de los organismos constituidos exclusivamente por tejidos orgánicos.

En la fosilización de un organismo no es necesario presuponer la muerte del animal o vegetal que ha producido el fósil. Los restos pueden generarse normalmente durante el crecimiento (mudas periodicas de caparazones de cangrejos y trilobites, "camisas" de culebras, astas de cérvidos), corresponder a partes del organismo (hojas, raíces, ramas), bioconstrucciones, productos metabólicos (excrementos fosilizados o coprolitos (4), moléculas biogénicas o fósiles químicos, resinas fósiles o ámbar), o bien implicar gérmenes reproductores (huevos, semillas), algunos de los cuales son difíciles de definir en términos vitales (polen y esporas que germinan después de miles de años).


Otro grupo de fósiles muy importante son las señales de actividad dejadas por los organismos, conocidas como icnofósiles, que generalmente no se conservan asociadas a los seres que las han producido. Nos referimos a las huellas de locomoción (pisadas, pistas, rastros), a las galerías excavadas en diferentes sustratos (para alimentación o cobijo), a las señales de predación (hojas y huesos roidos, dentelladas) y a perforaciones diversas en rocas, conchas, maderas o esqueletos.

Existen muchas clases de fósiles, distinguibles con criterios tafonómicos dependiendo del material fosilizante o de su relación espacial y temporal con la roca que los contiene. Un elemento fósil puede haberse conservado o no en la posición natural en la que fue producido, haber sufrido un transporte importante o una removilización previa al enterramiento (fósiles resedimentados), o bien haber sido "heredado", ya en estado fósil, por un sedimento posterior (fósiles reelaborados).

El equipo de científicos examinó el crecimiento de los dientes en el fósil de un niño de ocho años, valiéndose de las sofisticadas posibilidades de análisis mediante rayos X que brindan las instalaciones del Laboratorio Europeo de Radiación Sincrotrón (ESRF). El fósil es uno de los más antiguos representantes de los Homo sapiens. Fue encontrado en Jebel Irhoud, Marruecos, y se le ha calculado una antigüedad de alrededor de 160.000 años.




Crecimiento primeros humanos

La mandíbula norteafricana objeto de estudio. (Foto: ESRF)

El crecimiento de los dientes, y más relevante aún, la edad de aparición del primer diente molar, representa una de las más sólidas pistas para reconstruir el proceso del crecimiento en los fósiles humanos. Valiéndose de las líneas de crecimiento en los dientes, semejantes a los anillos anuales en los árboles, los expertos pueden establecer con seguridad la velocidad de desarrollo y el tiempo que conllevaba, aún millones de años después de la muerte del sujeto.


Se comparó la información obtenida sobre el crecimiento del diente en el niño fósil, con la información de otros fósiles humanos y de poblaciones humanas actuales, para determinar si en el espécimen objeto de estudio se presentaba el rasgo moderno de un prolongado desarrollo dental.



(1) La palabra "naturaleza" proviene de la palabra germánica naturist, que significa "el curso de los animales, carácter natural."1 Natura es la traducción latina de la palabra griega physis (φύσις), que en su significado original hacía referencia a la forma innata en la que crecen espontáneamente plantas y animales. El concepto de naturaleza como un todo —el universo físico— es un concepto más reciente que adquirió un uso cada vez más amplio con el desarrollo del método científico moderno en los últimos siglos.

(2) Una concha es la cobertura dura, rígida y exterior que poseen ciertos animales. Solo se consideran conchas los exoesqueletos de los moluscos.
(3) En biología, el esqueleto es el sistema biológico que proporciona soporte y apoyo a los tejidos blandos y músculos en los organismos vivos. El sistema esquelético tiene funciones de locomoción, sostén y protección. Los vertebrados presentan un esqueleto interno o endoesqueleto, constituido por huesos, que se unen entre sí por las articulaciones.

(4)Los coprolitos (gr. kopros, excremento y lithos, piedra) son heces fosilizadas.